El entrenador confirma en la previa del choque en Getafe que le "gustaría seguir trabajando en este proyecto"
Ya quedó meridianamente claro el pasado lunes, al borde de la medianoche. Con el subidón por el extraordinario triunfo ante el Villarreal (2-0), después de hacer, probablemente, el mejor partido de la temporada, el más completo y redondo, y con La Rosaleda festejando eufórica la salvación virtual en Primera División, el jefe de comunicación del Málaga CF, Ángel Rodríguez, corrió raudo al centro del campo, donde Bernd Schuster había acudido para felicitar a sus hombres. De ahí le llevó del brazo hasta la zona acotada a la cámara de Cuatro. Aunque habitualmente por ahí sólo desfilan jugadores, Schuster gozó de la oportunidad perfecta para exponer los méritos contraídos, alegrarse del objetivo logrado, dejar claro que está ahora muy a gusto en el Málaga CF y hablar de esa famosa cláusula. Si queda entre los diez primeros clasificados, su contrato se renueva de forma automática por una temporada más.
El entrenador dio un paso más ayer, cuando habló sin tapujos y sin medias tintas de continuar al frente del proyecto blanquiazul. «Vinimos sabiendo lo que nos esperaba y hemos vivido un año difícil. Si uno empieza el proyecto y el plan funciona... me gustaría seguir formando parte de este equipo y que no venga otro y se aproveche. Me gustaría seguir en el proyecto. Parece que la cláusula nos está frenando y no debe ser así. Me gustaría seguir trabajando en este proyecto, seguir formando a este equipo. Ir a más, vamos por el buen camino y en verano sólo hace falta algunos cambios», dijo con rotundidad.
Schuster habló, como hace en cada previa de cada encuentro liguero, tras el entrenamiento matinal, en el Estadio de Atletismo, a eso de las 12.00 horas. El alemán se fue después a La Reserva de El Higuerón, lugar que suele frecuentar a menudo, bien para jugar al pádel bien para almorzar o para descansar. Y luego se unió a la expedición blanquiazul que se trasladó a las 18.10 horas en AVE a Madrid, para jugar esta tarde en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe.
Sus palabras han llegado al vestuario malaguista, donde el entrenador tiene más detractores que apoyos. Los pesos pesados de la plantilla no han estado nada contentos con el entrenador durante toda la temporada. Más allá que por los problemas de adaptación o la forma de ver el fútbol de cada uno, el grueso del plantel se ha mostrado especialmente enojado por las salidas de tono del técnico, que aireó conflictos internos. Los jugadores no se han sentido arropados por su técnico cuando han venido mal dadas y eso no se lo han perdonado. Schuster ha tenido conflictos públicos con algunos de sus jugadores. Dijo que El Hamdaoui estaba pasado de peso, llamó suplente de Toulalan a Camacho y no dejó de enviar «mensajes» a sus futbolistas. Del once titular a la grada o de no estar convocado al equipo titular sin pasar si quiera por el banquillo. Situaciones que no agradan en absoluto a los futbolistas y que en el vestuario ha levantado ampollas.
Los pesos pesados han tenido que contener en más de una ocasión alguna revuelta e incluso se llegó a hablar en alguna ocasión de criticar públicamente en una comparecencia al propio Schuster, tal y como él hacía con sus jugadores. Se ha producido más de un almuerzo de confraternización, sin el cuerpo técnico, para pedir unión y remar para conseguir la salvación en Primera. Y ahora más de uno quiere ver «gestos» del club, contrarios a la política seguida por el alemán.
De Pellegrini a Schuster
El vestuario ha pasado de respaldar a muerte a su anterior entrenador, Manuel Pellegrini, a mirar con recelo a Schuster. Cuenta con nostalgia algún jugador la anécdota del chileno, cuando entró cabizbajo en el vestuario para hablar sobre la marcha de Nacho Monreal al Arsenal el último día del mercado invernal del pasado curso. Envueltos en impagos y al borde de la rebelión contra el jeque Al Thani, Pellegrini fue el pegamento que impidió males mayores y, llegado ese día, espetó a sus hombres: «Muchachos, mejor tener a 17 futbolistas contentos que a 18 descontentos sin plata». Con el traspaso del lateral zurdo, los jugadores cobraron parte de la deuda.
Falta de comunión
Con Schuster jamás ha existido esa unión. Todo lo contrario. Se le achaca que no haya dejado en mal lugar a algún compañero. De ahí que el anuncio público sobre su continuidad no haya producido demasiado entusiasmo dentro del vestuario blanquiazul. Al respecto, la directiva ha mantenido silencio, más allá de las palabras de Marios Husillos, director deportivo, que dijo el martes en la Cadena Ser que «ya habrá tiempo para analizarlo todo».
Ni en el club ni en la masa social gustaron determinadas actitudes del entrenador, que ha salvado al equipo virtualmente cuatro jornadas antes del final de Liga y que no ha estado ni una sola jornada en posición de descenso. «Hemos calculado cero puntos en los tres primeros partidos», inició Schuster su arsenal de declaraciones al comienzo de Liga, antes de medirse a Valencia, Barcelona y Sevilla. Esa fue su carta de presentación. El último «toque» al club fue en su pasada rueda de prensa previa al Málaga-Villarreal, cuando afirmó que no «sabía nada de nadie del club desde hace dos semanas».
Y luego está la afición. El abonado entonó de forma mayoritaria el «Schuster, vete ya» cuando el Málaga atravesaba su peor momento, y se encontró con palabras malsonantes de su entrenador desde el banquillo, algo que ya terminó por acabar con su paciencia. Por los motivos que sean, nunca ha existido comunión entre las dos partes, algo que el propio Schuster llegó a confirmar en una comparencia. Ayer, sin embargo, abogó por continuar con el proyecto. Algo que ni al club ni a la plantilla ni a la grada parecen llenarles.
Comentarios
Publicar un comentario