El Málaga cae derrotado en el feudo valencianista tras verse perjudicado por la lamentable actuación del colegiado Estrada Fernández
al expulsar a Darder en el minuto 27
Pasan los años, las temporadas, los jugadores, los entrenadores e incluso diferentes árbitros, pero el Málaga CF siempre regresa con la misma sensación de Mestalla. Unas veces es frustración por la superación deportiva, pero la mayoría de las ocasiones vuelve la expedición blanquiazul como ligera de equipaje, como si le hubieran robado la cartera. Aterriza incluso con esa cara de tonto que se te queda como cuando te «tangan» delante de tus narices y no puedes hacer nada para remediarlo. Ayer noche volvió a ocurrir en el feudo valencianista con un arbitraje escandaloso del catalán Estrada Fernández, que en homenaje a su excompañero Rubinos Pérez perjudicó gravemente al conjunto de Javi Gracia para allanar el camino al Valencia.
Esta crónica estaba reservada para desgranar un disputado partido de fútbol, un encuentro donde el joven pero ambicioso Valencia exponía su proyecto ante su afición y donde el interesante Málaga de Javi Gracia quería refrendar sus buenas sensaciones mostradas ante el Athletic. No busquen nada de eso porque a los 27 minutos cualquier análisis deportivo de uno u otro equipo se fue por el sumidero. Papel mojado que poco importaba después de la penosa decisión de Estrada Fernández de dejar el Málaga con diez. Fue en una entrada de Darder a Parejo, con la planta por delante pero buscando el balón dividido en el aire. Expulsión rigurosísima en un duelo de guante blanco. Vamos, una patada al sentido común y al espectáculo del de negro, que se cargó el duelo dejando atónito a todo el malaguismo y parte del rival.
A partir de entonces ya no hubo partido por culpa del ínclito Estrada Fernández. Cualquier análisis quedará empañado por esa acción, para bien valencianista y para mal malaguista. Hasta el momento, el Málaga había dado la cara. Había gozado de cuatro magníficas ocasiones para adelantarse en el marcador, pero no había podido o sabido materializarlas. El Valencia también había tenido su buena puesta en escena con un par de acciones de calidad, pero sin el dominio «amarillo».
Máxima igualdad, partido bonito y buenas sensaciones de unos y otros. Sin duda, el Málaga gustaba con las mismas características mostradas ante el Athletic de presión adelantada, buen toque y alto voltaje arriba. Sólo la falta de acierto del gol impedía ir por delante en el marcador. Bueno eso y también por obra y gracia del colegiado, que no señaló un penalti a Santa Cruz en el primer minuto de juego.
Tras la expulsión de Darder comenzó otro partido donde el Valencia ya tenía clara ventaja. Los de Nuno expusieron su magnífica pegada y marcaron casi en la siguiente acción por medio del canterano Paco Alcácer. El valencianista celebraba la llamada de Vicente del Bosque con un golito (31´). Duro palo, que en pocos minutos dejaba al Málaga con uno menos y con un gol en contra. No hubo tiempo para la reacción de Gracia tras la expulsión y ya había encajado el tanto que desnivelaba la balanza.
Antes del descanso, más castigo. Un resbalón de Weligton, el balón de Feghouli a sus brazos y penalti. Kameni lo adivinó, pero Parejo empujó el balón en el rechazo.
En la reanudación había poco que negociar. El Málaga no había tenido ni tiempo para plantearse lo de encerrarse y buscar la machada; ahora sólo quedaba intentar la heroica. Aún así, no desistió el equipo de Gracia y Juanmi marcó el 2-1 en el 51´. Sin embargo, en otra incomprensible y censurable decisión, el colegiado anulaba el tanto pese a que el malagueño estaba en posición correcta por casi dos metros de distancia. Nadie se lo creía.
Piatti, poco después, ponía el tercero en una gran exhibición ofensiva con viento a favor. El Málaga sucumbió ante el Valencia y Estrada Fernández, pero no así su imagen, que fue muy honrosa.
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