(4-1) El Málaga golea al Dépor en una gran segunda parte tras el doblete de Santa Cruz, y los tantos de Recio y Camacho, y accede a la siguiente ronda, donde se medirá al Levante – Amrabat reapareció un mes después tras salir en la segunda parte – Ochoa por fin debutó en partido oficial en La Rosaleda
Este Málaga quiere la Copa. La mima, la seduce con sus estrellas, la pelea con goles y la encandila con sus ganas. Anoche, como los toreros, por la puerta grande y complaciendo al respetable, el Málaga CF accedió a octavos de final tras dejar en la cuneta a un buen Dépor, que dio más batalla de la esperada en toda la eliminatoria, pero que no pudo contrarestar la calidad blanquiazul y las ganas de la marea malaguista.
Y es que no hay otra explicación aparente. Ayer, un jueves a las 22.00 horas, La Rosaleda estaba más cerca de registrar el lleno que de mostrar el frío aspecto que el resto de estadios del resto de eliminatorias han podido registrar. Eso, señores, es un síntoma claro de que este club y esta afición quieren ir en serio a por la Copa. Luego el fútbol ya dirá.
Y de momento dice que el Málaga está en octavos y que se medirá al Levante, que eliminó el miércoles noche al Albacete también con muchas complicaciones pero que será el rival el próximo 6 de enero en Martiricos. El paso es firme, con un victoria contundente y sin miserias. En octavos, o lo que es lo mismo, un pasito menos para la soñada final.
Lo cierto es que ayer no fue ni mucho menos fácil. El Dépor vendió cara su piel hasta que cayó el segundo y si alguien pensaba que venían a cumplir el expediente y poco más, pronto quedó disipado. Pero gracias a un gran Roque Santa Cruz con un doblete y a la reaparición de Nordin Amrabat tras un mes de baja, el Málaga de Gracia encontró el camino a octavos.
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