(0-1) El Málaga asalta el campo del FC Barcelona con una grandísima victoria gracias a un solitario gol de Juanmi y a un magnífico despliegue defensivo – Gracia le ganó la partida a Luis Enrique en todo momento – El Málaga se asienta en la séptima plaza y mira a Europa tras el triunfo revitalizador.
¡Clink, clink, clink! Es imposible no oírlo porque ayer el Málaga CF asaltó la banca a lo grande, dio un revolcón a la Liga y se erigió en leyenda tras ganar en el Camp Nou 15 años después de su última victoria en la casa culé. Fue un «Malagazo» de época, de los que perdurarán con el paso del tiempo porque fue en el mejor escenario posible, ante uno de los rivales más fuertes del planeta y contra algunos de los jugadores más grandes de la historia. Fue un triunfo de prestigio y una exhibición difícilmente recordada. Fue el Málaga de Gracia en un nuevo clínic ante el campeonísimo azulgrana. Fue, sin duda, un momento histórico.
Hoy la emoción aún embarga al malaguismo pese a que el reloj ya habrá consumido casi 24 horas de la gran hazaña. Como si viviera en un dulce estado de felicidad, con la resaca tras una gran celebración, la afición aún está con la sonrisilla tonta en la cara, esa que delata el estado de excitación vivido hace sólo unas horas. Y no es para menos. La puesta en escena del Málaga CF ayer en el coso azulgrana es para verla una y otra vez en vídeo, para analizar cada detalle y para saborear cada momento. Porque el duelo no se resume sólo en el gol de Juanmi que desniveló la balanza en una acción rápida y de pillo; el partido de los blanquiazules fue mucho más allá. Tanto como para ahogar y sacar de sus casillas al mejor Barcelona de los últimos años.
Fue, sin duda, un guantazo sin manos a todos aquellos que daban por muerto al Málaga en Barcelona, a todos los que pensaban que el de ayer sería otro día más en la oficina para los culés. Y llegados a este punto, por si alguien no lo ha hecho aún, es el momento de ponerse en pie ante Javi Gracia y dar un fuerte aplauso. Su planteamiento fue exquisito ante el Barcelona. Ya lo demostró en la ida en La Rosaleda, que sabía muy mucho cómo parar a los azulgranas. Pero ayer volvió a demostrar que es un pedazo de entrenador y le dio todo un baño táctico a Luis Enrique. El navarro aleccionó a sus jugadores para la batalla en un partido donde se tenían que remangar y acatar las directrices tácticas si pretendían salir vivos. Dispuso un once cargado de veteranía en la zaga, pero osado, vertical e imberbe en el ataque. Dos combinaciones perfectas para salir airoso del Camp Nou.
Cerró Gracia y sus muchachos, como obedientes soldados en el frente, las líneas de pase centrales del Barcelona. Le «regaló» las bandas y ahí el Barça se estrelló una y otra vez. Sin sus mejores pasadores, sin Messi activo y sin claridad en las ideas culés, el Málaga consumió los minutos sin aparentes problemas.
Y en el primer despiste, Juanmi hizo de las suyas. Tuvo fe como otras tantas veces lo ha demostrado, en un balón aparentemente sin peligro, pero lo robó con la colaboración de Dani Alves –él no quería–. Encaró a Bravo, se fue fácil y batió a puerta vacía. El primer golpetazo de la tarde ya estaba dado, pero los nervios no parecían llegar hasta las líneas enemigas, quizás demasiados confiados en sus posibilidades.
El segundo objetivo era no encajar gol. Y a ello se puso todo el plantel, porque el Málaga era un bloque homogéneo en el que defendían todos y atacaban los más osados. Torres amargó primero a Messi, luego a Neymar y por último a Luis Suárez. Weligton y Angeleri eran inexpugnables. Y Rosales un titán. Todo ello ayudado de manera solidaria y sacrificada por los centrocampistas y delanteros. Fue imposible encontrar un resquicio para los locales. Incluso al descanso el marcador fue corto, donde alguna contra de los «Samus» y Horta pudo ampliar la cuenta.
En la reanudación, lo que parecía un simple accidente ya era toda una declaración de intenciones para el Barcelona. El Málaga se hacía cada minuto más fuerte y conseguía, con el reloj en la mano, avanzar imperturbable hacia su objetivo. Kameni, atento, casi era en ocasiones un espectador más.
Y llegó el Málaga vivo a los minutos finales, que era el otro gran objetivo de Gracia. Ahí tiró de oficio y de más trabajo para amarrar los tres puntos y así elevarse a los altares futbolísticos. Y es que casi se pueden contar con los dedos de una mano aquellos que han grabado su nombre victoriosos en la empuñadura de su espada tras una dura batalla en el Camp Nou. El Málaga lo hizo, desafió a la lógica y se impuso con autoridad. Después de este triunfo ya no hay motivos para no ser un aspirante a la lucha por entrar en Europa.
Comentarios
Publicar un comentario